lunes, 4 de marzo de 2013

El decálogo del perfecto cineasta



1. Rendí tributo a tus héroes, pero con tu propia voz.
Encontré un VHS de Underground en un videoclub de Nueva York. La vi tres veces seguidas y pensé: esto es lo que quiero hacer con mi vida, ésta es la forma de hacer películas en la que estoy interesado, en oposición a la manera de hacerlas que tiene de Hollywood. Para La niña del sur salvaje me fui a esta región moribunda, bien en el fondo de Louisiana. Vi cómo las ciénagas desembocaban en el golfo, como se puede ver en la película. Me hizo recordar mucho el momento final de Underground, cuando la tierra se parte y se aleja flotando. La inspiración inicial fue que yo quería hacer mi propio Underground: hacer una película que fuese un tributo a un sitio que nunca vamos a volver a ver.

2. Tu película tiene que ser un hecho. Sólo el viaje es negociable.

La mentalidad con la que encaramos este proyecto siempre fue que íbamos a hacer la película, no importaba lo que sucediera. Nunca pensamos en que íbamos a escribir el guión y después esperar a que alguien lo financiara. Lo íbamos a hacer y había una fecha en la que empezábamos. Si conseguíamos el dinero, sería una película más grande. Si no, la filmaríamos con nuestros celulares. El dinero persigue a la determinación. Ibamos hacia adelante tan rápido que éramos casi como un bote atravesando el agua, creando la corriente y el momento.

3. Dirigí la cámara como si fuese un actor más.

Al camarógrafo, más que darle indicaciones técnicas, lo hice actuar. Nunca le permitía anticiparse a la acción. Tenía que estar reaccionando ante el mundo de la misma manera en que lo hacía la pequeña protagonista. Si alguien iba a levantar un vaso de agua, y él movía la cámara antes de la acción, lo hacía cortar y le decía: “No estás escuchando”. Igual que a un actor.

4. Encontrá una historia con la que cualquiera pueda identificarse.

Las películas que la gente más ama son las que son inteligentes, que cuentan vidas, verdades e ideas simples. Mis películas preferidas durante mi adolescencia, como E.T., tenían esa cualidad. Había temas importantes y una sabiduría esencial en ellas. Hay que tomar el lenguaje de un film artístico y lírico, pero que su corazón sea sabio y con grandes preguntas, ideas simples y temas universales.

5. Mantenete fiel al tema clave de tu película, en todos los planos de cada una de las escenas.

Hay una pregunta que realmente ayuda a centrarlo todo: ¿Cómo es que uno pierde eso que te constituye? ¿Cómo sobrevivís a perder tu lugar, a perder tu hogar? ¿Cómo sobrevivís a perder a uno de tus padres, no sólo físicamente, sino emocionalmente? ¿Cómo mantenés tu alegría y tu sonrisa y sentido del humor y la pérdida no te destruye, pero al mismo tiempo le hacés frente? ¿Cómo la mirás escurrirse entre tus dedos y lográs mantenerte vivo después de eso, después de que algo tan horrible acaba de suceder? Esa no es una pregunta que aparezca en la película, pero era la roca sobre la que se apoyaba cada escena, rindiéndole sus respetos a lo que se estaba yendo, y sobreviviendo a esa tragedia.

6. Dirigí la verdad, incluso en la ficción.

Si uno quiere filmar una fiesta, hace una fiesta. Si uno quiere filmar una inundación, va a ella. Hay que trata de capturar algo verdadero en la cámara, visual y emocionalmente.

7. La vieja fórmula de Hollywood acerca de lo que hace exitoso a un film ha muerto.

Estábamos tratando de explicarle la idea a la productora Cinereach por teléfono y no estaba funcionando. Finalmente dijimos: “Realmente ayudaría si vinieran a Nueva Orleans y les contáramos sobre el proyecto acá”. Inesperadamente, dijeron: “¡Buenísimo! Vamos hasta allá, vamos a tu bar, nos quedamos despiertos toda la noche...” Sencillamente nos dejaron hablar sobre la película y no de la manera en que uno normalmente habla sobre una película: “Oh, esto es Cuando Harry conoció a Sally más Tiburón”. Nos dejaron hablar sobre los sentimientos, las emociones que estábamos tratando de crear, el espíritu, quién era este personaje. Nos dejaron ofrecerles esta amplia y divagante presentación y lo apoyaron.

8. No existe una fórmula única a la hora de hacer una película.

Se trata de hacer lo que uno quiere hacer. El lugar en el que la gente empieza a meterse en problemas es cuando empiezan a diseñar estrategias acerca de cómo hacer un largometraje y entonces están haciendo películas para poder hacer el largometraje, cuando deberían estar simplemente haciendo la película que ya está madura.

9. El cine se mantiene vivo y con vigor afuera de Los Angeles y Nueva York.

Hay demasiadas cosas allí afuera. Creo que una de las cosas más criminales de la industria es que uno ve todas estas historias sobre alguien que quiere vivir en Los Angeles y Nueva York, mientras existe toda esta otra gente en el mundo que es tan talentosa. De hecho, hay dos industrias: está la industria de hacer las películas, y está la industria de fabricar celebridades. Y en este momento la gente no sabe cómo separarlas, pero son de verdad dos cosas diferentes. La industria de fabricar celebridades es obviamente donde están las cámaras, donde están la ostentación y la sofisticación. La industria de hacer películas puede estar en cualquier lado.

10. Hacer cine es una aventura. Tratalo como tal.

Algo pasa cuando una cosa se te mete en la cabeza y necesitás sacarla. Uno queda atascado en preguntas sobre el mundo que no comprende y la manera de aprender sobre ellas es trabajar con ellas. No creo que yo hubiera podido caminar en el territorio de Pointe Au Chien, Louisiana, y hacer quinientos amigos si estuviera vendiendo pólizas de seguro, o practicando danza interpretativa. El cine tiene esta cualidad hermosa que todo el mundo ama y aprecia, y que te permite colaborar con gente con la que de otro modo no podrías.
Este es el decálogo del director de La niña del sur salvaje (Beasts of the Southern Wild), una de las nominadas al Oscar a mejor película, y la más barata de ese lote multimillonario: se hizo con apenas dos millones de dólares, en un territorio de Louisiana recurrentemente inundado y llamado The Bathtub.


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